Francisco de Paula Santander, nació en abril de 1792 en la misma tierra que vio nacer a Virgilio Barco, Presidente de Colombia (1986-1990), Fabiola Zuluaga, la mejor tenista de Colombia, James Rodríguez (futbolista profesional), entre otros.

Santander mostró su capacidad intelectual desde muy pequeño, y antes de los 20 años ya tenía un título de doctorado, fue un estadista, militar y político, prócer de la independencia de Colombia, se hizo muy famoso por la colaboración en la independencia americana frente al imperio español de la mano de Simón Bolívar.

Pero como Santander era más liberal que conservador, pues quería mantener la Constitución de 1821, mientras que Bolívar promovía la implantación de una Constitución más conservadora y centralista. Pese a ser desterrado hacia Europa, en las tierras lejanas, fue aplaudido y exaltado por su basta inteligencia.

Ocupó los carpos públicos más importantes del país, siendo el segundo Presidente de la República de la Nueva Granada (1832-1837) y presidente de la Gran Colombia (1819-1827)

La tumba de Santander goza de una posición privilegiada, es la tumba más grande de todo el cementerio, tal vez por ser quién exigió ser inhumado en este lugar, y así, darle vida al Cementerio Central con un estatus social y político inimaginable entes de su fallecimiento. La iglesia dejó de ser el lugar de moda para los más tradicionales, cuando de dar el último adiós se trata.

Pero la historia de Santander y su relación con el Cementerio a penas comienza, porque sufrió muchos viajes que él nunca imaginó, se lo llevaron la para la casa de su esposa, luego lo trajeron de regreso, pero estuvo durmiendo en el mausoleo de la familia Briceño, cuando ya se creía que había encontrado su lugar para siempre, tanto que hasta Virgilio Barco le mandó instalar una estatua que, al verla, solo puede inspirar grandeza.

Tanta grandeza inspira el gran Santander que los estudiantes de la Universidad Nacional llevaron su cabeza hasta lo que hoy se conoce como la Plaza del Ché. Lo regresaron y bajo un acuerdo de no agresión. Santander, el hombre de las leyes logró hacer realidad su frase por la que es recordado por la eternidad: “colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad”.