Por:
Viviana Palacio Vaca
Oficina Asesora de Comunicaciones–UAESP
La historia de Colombia puede ser contada desde diferentes ángulos, perspectivas y voces que en el camino que conecta la vida con el pasado. La arquitectura nos habla de escenarios culturales, políticos, literarios y creencias poco convencionales que, con sus colores, olores, texturas y sus formas construyen, o mejor, reconstruyen, una parte de la historia colombiana en el Cementerio Central, un escenario con tesoros preciados por descubrir en el centro de Bogotá.
En este lugar se habla de muerte, se habla de vida y memoria colectiva, se habla de fuerza, ideas, conceptos de país y momentos de violencia que marcaron lo que hoy somos. El Cementerio Central, es romántico, por eso fue concebido como todos los que se construían en Europa a finales del siglo XVIII, con una arquitectura pensada para ser levantada a las afueras de la ciudad y como consecuencia de las ideas de la Ilustración.
Capsula informativa: En 1781, el rey Carlos III mandó al Consejo de Castilla que pidiera informes a los Arzobispados y Obispados, así como a las Academias de la Historia y de Medicina, para que, en función de los mismos, se le informase sobre si era mejor enterrar a los difuntos dentro o fuera de las poblaciones. El rey se había movilizado a instancias de Campomanes. Al parecer, se había dirigido al rey porque conocía el caso de una iglesia en Guipúzcoa que estaba en mal estado y que había provocado una epidemia. Pero hubo más casos. Uno de los más sonados fue el de la parroquia de San Sebastián en Madrid donde el hedor fue tal que en 1786 tuvo que cerrarse durante un tiempo. La mayoría de las respuestas que recibió el Consejo de Castilla fueron favorables al enterramiento fuera de las poblaciones y a que se prohibiesen los enterramientos en las iglesias o en los cementerios adjuntos.
El miedo porque se propagaran enfermedades e infecciones se vivió en Europa y en Colombia por igual, por esa razón, era prioritario cambiar las costumbres que amenazaban la higiene y la salud pública de los bogotanos, pues en esa época era costumbre católica enterrar a los muertos bajo las iglesias y conventos. Hay quienes dicen, que antes de ser enterrados los cuerpos en estos territorios santos, los muertos se enterraban en las mismas casas y que los muros de la Candelaria están llenos de cuerpos en forma vertical. Su casa era parte fundamental de su identidad según cuentan los saberes populares del centro de la ciudad. Allí tenían parte de su historia, su patria, su familia.
En todo caso, el Cementerio Central tuvo que esperar 45 años para ser construido a las afueras de Bogotá. Fue proyectado a 30 minutos de la ciudad, con las puertas abiertas y era obligación su uso inmediato. El equipamiento proyectado vía Fontibón fue abierto al público, pero con creencias católicas tan fuertes, nadie uso. La historia fue así:
Carlos III dio la orden de construcción del Cementerio en 1781. En abril de 1791 Domingo Esquiaqui dibujó el primer plano del terreno santo y solamente hasta 1827 Simón Bolívar firmó un decreto en el que prohibió nuevamente el entierro de cadáveres en templos, capillas o bóvedas dando orden a la construcción de cementerios en las afueras de las poblaciones. Esta construcción terminó en 1836.
Para los santafereños, no fue nada fácil cambiar sus costumbres y de cierto modo ver un campo como un templo santo, para ello, llevaron la mayor autoridad católica de la ciudad para bendecir el espacio, y nadie fue inhumado. Se construyó una capilla al final de la elipse y cuatro años después de poner en funcionamiento el Cementerio Público de Bogotá (1840), como se conocía en ese entonces, el entierro del presidente de la época, Francisco de Paula Santander, ayudó a sepultar las viejas creencias.
De no ser por Santander quien, a pesar de su gran distancia ideológica con Simón Bolívar, fue el primero en obedecer la orden presidencial. Santander hoy cuenta con la tumba más grande del lugar, y quizá sin esta decisión -ser inhumado en el Cementerio central-, ninguno de los cerca de 30 expresidentes tendría un lugar privilegiado en el Cementerio Central. La cultura popular ha sostenido durante la historia que lo que hoy se conoce como Elipse, alberga los despojos de las personalidades más importantes de la élite nacional y que, tal vez, es por esta razón que allí y en el trapecio se encuentran las tumbas, mausoleos y epitafios de las familias que acuñaron las mayores riquezas.
Línea del tiempo:
Carlos III dio la orden de construcción del Cementerio en 1781.
En abril de 1791 Domingo Esquiaqui dibujó el primer plano del terreno santo y solamente hasta 1827 Simón Bolívar firmó un decreto en el que prohibió nuevamente el entierro de cadáveres en templos, capillas o bóvedas dando orden a la construcción de cementerios en las afueras de las poblaciones.
Esta construcción terminó en 1836.
La iglesia bendijo el templo santo, y aun así nadie fue inhumado en el Cementerio Central.
Se construyó una capilla al final de la elipse y cuatro años después de poner en funcionamiento el Cementerio Público de Bogotá (1840), como se conocía en ese entonces, el entierro del presidente de la época, Francisco de Paula Santander, ayudó a sepultar las viejas creencias.
De no ser por Santander, ninguno de los cerca de 30 expresidentes tendría un lugar privilegiado en el Cementerio Central.
Bogotazo
Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Jaime Pardo Leal
También reposan ahí las víctimas de algunos de los magnicidios más impactantes de nuestra historia reciente: Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Jaime Pardo Leal. Y en otros sectores, los muertos sin identificar del Bogotazo. Poetas, periodistas, escritores, médicos, empresarios, abogados y caricaturistas, militares y candidatos presidenciales también hacen parte de los cientos de crónicas por recordar que en el Cementerio Central de Bogotá se encuentran. Para dar un ejemplo, los poetas Ismael Enrique Arciniegas, Rafael Pombo y José Asunción Silva; el caricaturista y creador del indio del Piel Roja, se suicidó con un arma de fuego y pudo ser inhumado en el cementerio central por un milagro, o un descuido de la alta sociedad de la época.
El Cementerio Central de Bogotá es uno de los más grandes Cementerios Patrimoniales de Colombia y está divido en tres partes o zonas, donde el globo A constituye el sector más antiguo y el que tiene el tratamiento de conservación histórica, por ende, el de mayor asistencia turística. Tiene una gran cantidad de bóvedas y mausoleos decorados por enormes y asombrosas esculturas. El globo B es conocido como el Cementerio de los Pobres y desde su construcción, en 1946, los columbarios del Cementerio han dado de qué hablar. A este lugar fueron destinados los muertos del Bogotazo en cuatro pabellones fúnebres con 8.957 tumbas vacías, inspiración de la obra “Auras Anónimas” de la artista Beatriz González que consiste en serigrafías impresas sobre las tumbas, que representan a hombres cargando cadáveres, imagen recurrente en las fotos del conflicto.
En la actualidad, solamente dos de 4 columbarios quedan en pie y según Doris Salcedo «son una forma muy bella de retratar la guerra sin mostrarla (…) sobre todo para nosotros los colombianos que sí tenemos memoria de estas imágenes porque las vemos en los periódicos y la televisión todos los días».
En el espacio donde se derribaron dos de los columbarios se construyó el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, un espacio para la promoción de ejercicios de memoria histórica colectiva, situado en el centro de Bogotá. Busca el reconocimiento de los derechos de las víctimas del conflicto armado interno en Colombia y la construcción de paz.
Por su parte, el globo C resguardaba los cuerpos de quienes morían y no contaban con mucho presupuesto para el momento de su muerte. Ese espacio, donde se dice, había fosas comunes y existían varios panteones, es hoy conocido como el Parque el Renacimiento, un espacio destacado por la escultura “El Hombre a Caballo”, de Fernando Botero, que puede servir como pretexto para inventar nuevas tradiciones y darle sentido cultural a la renovación urbana.
Por su significado histórico, valor arquitectónico y cultural fue declarado Monumento Nacional por el decreto 2390 del 26 de septiembre de 1984. En medio de la cultura que hoy representa lo que anteriormente fue concebido como Cementerio Central, ¿qué nos impide pensar, que hoy, con cerca de 200 años de historia, el Cementerio sea visto como un museo a cielo abierto en el centro de la ciudad?
Una tendencia que ha sido institucionalizada en países como Francia, donde el cementerio del Père-Lachaise, ubicado en París, adquiere su valor de museo por el constante interés manifestado hacia las tumbas de personajes como Jim Morrison (cantante de The Doors), Edith Piaf (reconocida artista francesa) y Oscar Wilde (escritor irlandés). Actividades artísticas también giran en torno a éstos y otros mausoleos. Por su parte, el Estado de Atlanta, ha celebrado varias tardes de Conciertos. Con este tipo de eventos se invita a la gente a entrar “sin los temores habituales que suelen despertar estos lugares”.
El Cementerio de Marble, conocido como el Cementerio de Mármol, construido en el siglo XIX, está situado en un terreno de Manhattan y es el cementerio no sectario más antiguo del mundo. Stella McCartney, la Modelista, presentaba este mes de Julio su Colección "Resort" con una fiesta en él. Además, ha sido elegido para celebrar 4 Bodas, una Sesión Fotográfica de la revista "Vogue", fiestas de cumpleaños y ha funcionado como estudio para grabaciones de películas y series.
Otro cementerio famoso en los Estados Unidos es el Cedal Hill in Hanford en Connecticut no solo porque permite que las personas que residen en las casas del sector realicen caminatas con sus mascotas o monten bicicleta, sino porque también cuenta con una programación anual de conciertos de Jazz, a los cuales se admite llevar vino y comida al Cementerio. Para no ir tan lejos, cómo olvidar los caminos que conducen e Evita Perón en la Recoleta, el Cementerio que se ha convertido en atractivo turístico gracias a su arquitectura y a la gran Evita.
Como estas referencias hay muchas en el mundo, Cuba tiene uno de los cementerios más lindos de Latinoamérica y es paso obligado para quienes visitan la isla en busca de historia y relatos alrededor de la misma.
Un ejemplo cercano y unas cuantas horas de Bogotá. El Cementerio San Pedro, concebido como bien patrimonial de Medellín, fue construido en 1842, nombrado museo en 1998, y visitado por propios y turistas que quieren conocer la historia y desarrollo de la ciudad, entonces, contando en Bogotá con un lugar de tanta riqueza cultural ¿qué impide que reconozcamos la historia de cerca de 200 años de historia de Colombia desde la belleza del Cementerio Central de Bogotá?
Fuentes consultadas:
http://www.mincultura.gov.co/areas/patrimonio/noticias/Paginas/2010-11-08_41345.aspx
https://www.elespectador.com/noticias/bogota/de-cementerio-museo-articulo-478981
https://www.semana.com/nacion/articulo/historia-del-cementerio-central-de-bogota/527126
https://journals.openedition.org/amerika/6342?lang=en
https://patrimoniomedellin.gov.co/proyectos/mdm/museos-de-medellin/cementerio-san-pedro/