Johana Ramírez no solo recoge materiales reciclables: recoge también la historia de su familia y la fuerza de tres generaciones de mujeres recicladoras. Su camino, desde una infancia marcada por la vulnerabilidad hasta su liderazgo en procesos de organización social, es un testimonio de dignidad y transformación para el oficio del reciclador de base.
Bogotá D.C., junio 16 de 2025. @UAESP / Johana Ramírez es mucho más que una recicladora: es una lideresa que representa a la tercera generación de mujeres dedicadas al reciclaje en su familia. Desde su niñez en entornos de vulnerabilidad hasta convertirse en un referente de organización social, su historia refleja una transformación personal y colectiva que dignifica el oficio del reciclador de base.
Desde muy joven, Johana acompañó a su madre y a su abuela en recorridos por las calles de Bogotá, recogiendo materiales reciclables. Creció enfrentando la precariedad, la exclusión social y el estigma que históricamente ha acompañado a los recicladores. “Nuestra casa era de cartón, de lo que otros desechaban, pero mi madre lo convertía en protección”, recuerda.
El punto de inflexión llegó cuando se involucró en procesos de organización comunitaria. Fue allí donde nació Recikolping, una asociación de recicladores que hoy lidera y que comenzó con apenas 22 personas. Gracias a su liderazgo y al apoyo de la UAESP, la organización ha crecido, participa en rutas selectivas no exclusivas y se ha fortalecido administrativa y técnicamente, abriendo nuevas oportunidades para más mujeres y familias del sector.
“Quiero dejarles a mis hijos un legado de trabajo honesto, de educación y de crecimiento. No es fácil meter las manos en la basura, pero es un trabajo digno. Sueño con que nuestra asociación se consolide como una empresa de economía circular, con todo lo que ello implica, para que podamos cerrar el ciclo productivo del reciclaje”, afirma con esperanza.
Hoy, Johana se siente orgullosa: lidera una organización que genera empleo formal, brinda alternativas a personas en riesgo social y mejora la calidad del servicio de reciclaje puerta a puerta. Desde el barrio Danubio, en la localidad de Usme, su labor ha tenido un impacto transformador que trasciende su historia personal y representa el avance de todo un gremio.
“Me siento feliz, me siento una líder. Sé que hemos impactado a muchas familias y demostrado que estar organizados es el camino para ser reconocidos”, concluye Johana.